1) El apátrida Claudio Arrau

Claudio Arrau es para cualquier pianista crecido en Chile un fenómeno ineludible. Su grandeza musical termina siempre de una u otra manera influenciando fuertemente nuestro acercamiento a la interpretación pianística y para muchos, entre los que me incluyo, la relación con Arrau se transforma rápidamente en una obsesión. Así como para una hormiga debe ser difícil de comprender el tamaño del sistema solar, para cualquier músico empezar a indagar en el arte de Arrau es como abrir la caja de Pandora: es tan magnífica su forma de tocar, tan amplio su repertorio y tan vasta su carrera que se torna casi imposible asimilar su grandeza y finalmente todas las forzosas comparaciones decantan en ideas deprimentes. Como Ícaro habiendo recién recibido sus alas, uno hace todo por acercarse a este gigantesco sol que es Arrau, leyendo una y otra vez lo que se ha escrito sobre él, escuchando repetidamente sus grabaciones, analizando sus partituras, mirando hasta el hastío sus entrevistas y documentales, para inevitablemente terminar precipitándose en un mar de desesperanza, donde la única certeza es que la de Arrau es una figura irrepetible e inalcanzable.

 

En este contexto, el recientemente publicado libro “Claudio Arrau” de Marisol García (editorial Hueders, 2018) termina actuando como un chaleco salvavidas. En brevísimas pero magníficamente relatadas 60 páginas se desenvuelve un intenso trabajo de periodismo investigativo que desnuda como nunca antes la leyenda del pianista chillanejo, mostrando fugazmente su aspecto mortal de carne y hueso. Revelaciones como que Arrau antes de casarse con su compañera de vida Ruth Schneider tuvo un primer matrimonio con una soprano de Letonia y un hijo que murió en una prisión soviética poco después de la segunda guerra mundial o que en 1957 fue arrestado en un baño en Australia por supuestos delitos de homosexualidad, junto a alusiones a exploraciones íntimas en su vida sexual y líos familiares al final de su vida, pintan un artista que a través de sus contradicciones y claroscuros aparece más humano, pero también más completo. Como diría Carl Jung, a quien Arrau como conocedor del psicoanálisis admiraba profundamente, sólo los árboles cuyas raíces llegan hasta el infierno pueden crecer hasta el cielo.

 

Otra cosa que se hace manifiesta tras la lectura de este libro es la fragilidad del legado de Arrau y la inexistencia de un trabajo investigativo serio acerca de su vida y su obra. La ágil pluma de Marisol García, si bien viene de un mundo más bien ajeno al del piano clásico, logra desenterrar valiosa información, pero es evidente que sólo rasguña la superficie. Los textos hasta ahora disponibles dedicados a la biografía de Arrau son en general inofensivos, elogiosos y zalameros, no hay en ellos valentía para mirar en el abismo de una vida tan profundamente interesante como la de Arrau.

 

Esta falencia se vincula, en mi opinión, con la total falta de relevancia actual de Arrau como personaje musical histórico. Incluso habiendo sido considerado en su época dorada por muchos como el pianista más grande de la historia, hoy en día su nombre pasa más bien desapercibido. Grabaciones de estudio que pecan de un perfeccionismo rebosante de esterilidad artística o populares videos correspondientes a las postrimerías de su carrera y que no le hacen justicia a las interpretaciones en vivo de Arrau en sus mejores tiempos (de las que lamentablemente hay muy pocos registros de fácil acceso) probablemente han contribuido a esta situación. Sin embargo yo creo que una causa importante de la intranscendencia de Arrau es su condición de apátrida: ninguna de las naciones de las que fue parte (Chile, Alemania y Estados Unidos) sienten los logros de Arrau como propios y dignos de algún esfuerzo patriótico por realzarlos. El caso chileno es especialmente miserable. En el intento de no dejar que su arte se convirtiera en propaganda política, Arrau mantuvo siempre una posición más bien ambigua con la figura de Pinochet, lo que le terminó valiendo el desprecio tanto de detractores como de partidarios del régimen.

 

Claudio Arrau probablemente no ocupará el sitial que merece en la historia de la música y para aquellos que lo admiramos por sobre cualquier otro pianista esto no es sólo triste por la injusticia que significa, sino que también porque probablemente nunca se hará el esfuerzo por desentrañar las luces y sombras de su vida. El libro de Marisol García es en este sentido un valioso aporte que ojalá logre despertar el interés por el que fuera uno de los artistas más significativos de Chile y el mundo.

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Comments: 2
  • #1

    ALVARO ALZOLA (Monday, 08 June 2020 15:14)

    Interesante análisis; ojala se abra un debate al respecto y se despierte el interés por rescatar la trascendencia de Arrau.

  • #2

    Rubén Alzola (Wednesday, 10 June 2020 14:57)

    Si el libro que mencionas es la mitad de interesante, profundo y entretenido de lo que son tus reflexiones, entonces vale la pena leerlo. Sobre el fondo de tus pensamientos, me parece que tu Matias tienes por delante un gran desafio que hacer que Arrau brille vomo se lo merece

Matias Alzola Matias Alzola Matias Alzola Matias Alzola